Uno de los grandes enigmas del estudio de las religiones que, como muchos, aún aguarda respuesta: ¿qué hace que veamos ridículas las creencias de los demás y no las nuestras? ¿Por qué aceptamos unas creencias que, en el mejor de los casos, son anti-intuitivas y para las cuales no tenemos ninguna prueba de que sean ciertas? ¿Qué las hace plausibles para algunos seres humanos, pero no para todos?
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Las religiones se manejan en la incertidumbre, quiero decir, que en lo que se centran serían como variables booleanas con respecto a verdadero o falso que no tienen valor todavía, lo llaman fe o la eterna lucha entre el bien y el mal a esto, su predicar crea esos huecos y los valores que hay que asignar, programación de la mente y el comportamiento.
En primer lugar por miedo. La religión nace del miedo a lo, en aquel momento, inexplicable. Luego por afán de poder o simplemente de vivir del cuento. Aquél que es capaz de "explicar" lo inexplicable se sitúa por encima de los demás, sobre todo si se autoerige en mediador entre la gente y la deidad de turno (Rick y Morty en el episodio de las cabezas gigantes). Con el paso del tiempo se va consolidando lo segundo, un mandato divino justifica casi cualquier cosa. Esto sería para justificar el nacimiento de una religión. ¿Por qué triunfa? Pues en un principio por el uso de la violencia contra los no creyentes. No hablamos únicamente de que el otro no quiera rezar, es que al "no creer" pone en duda las bases de mi mandato y por tanto pone en peligro mi autoridad y poder. No hay mejor doctrina ni argumento más convincente que una buena lapidación o una quema en la hoguera.
Hoy por hoy, al menos en los países más o menos laicos, es decir, no teocráticos, el sentimiento religioso ha disminuido muchísimo. En cuanto se deja de presionar a la gente para que participe de los ritos religiosos y se quita el adoctrinamiento oficial el número de creyentes cae en picado.
La gente cree en esas chorradas porque no han sido correctamente educadas o han sido educadas con mentiras.
Pues esa capacidad de creer en problemas imaginarias y ponernos a trabajar sobre ellas es la misma que la de creer en seres imaginarios y hacer cosas en función de lo que nos digan
Donde el sentimiento religioso sugiere “ojo, ajo y ojalá”, la religión responde “no temas, confía en mí, todo está en manos de Dios y yo soy su enviado”. Pero mientras las religiones surgen, medran y pasan... lo desconocido, aunque dinámico, es tan permanente como la propia imaginación.