El 14% de las familias han denunciado violencia filio-parental, la que los hijos ejercen sobre sus padres, pero ese porcentaje es el que denuncia, es solo la punta del iceberg de un problema mayor que en la mayor parte de los casos, no sale de las puertas del hogar para afuera. Según los datos de la asociación Stop Violencia Familiar, el 12'2% de los jóvenes de entre 13 y 18 años ejercen violencia psicológica hacia padres, abuelos o hermanos. Es violencia verbal, amenazas o chantajes. Y el 3,2% ejerce violencia física.
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Ahí aprenderá algunos principios básicos que hay que establecer en los primeros años de vida para evitar malentendidos posteriores.
Veo gente tratando de educar basándose en conceptos como el amor (como método, no como motor) y cosas así, y luego se extrañan porque el chiquillo les pega, no se paran a pensar en que si los adultos que nos amamos, nos hacemos daño a menudo, cuánto más un niño/a que no puede entender la profundidad de la empatía, reciprocidad, compromiso, etc.
En mi entorno cercano tengo algún padre y alguna madre que tratan de explicarle al niño enrevesados razonamientos de adulto cuando el niño aún no tiene la herramienta del “no”, y me refiero al “no” sin un porqué, que es básica para reconocer la autoridad de la figura al cargo. Y el niño hace lo que haría cualquier niño, entiende de manera práctica que si hace algo mal mamá le va a dar la chapa y al final conseguirá lo que quería o algo similar si lo llora lo suficiente.
Yo creo que eso es saltarse pasos, y no digo nada de cuando le dan al niño de cuatro años la capacidad de decidir que no le corresponde, como “qué quieres comer?, quieres irte ya?, etc”.
En definitiva, creo que el camino es ese y que te lo agradecerá, ella y tu familia.
Y lo de dejar que los críos traten como perros a los padres también, por cierto.
A ver si a alguien se le ocurre, no sé, algún método de crianza respetuosa (donde, insisto, el respeto vaya en los dos sentidos).
El otro día mi sobrino se puso agresivo y le puse una una raqueta de tenis delante de su cara para que no me mordiera y le hice retroceder a su habitación. Es un truco que nunca se me habria ocurrido.
En sitios públicos lo de la patada disimulada por detras con el tacón cuando se quiere escapar también es mano de santo.
Un ejemplo para ilustrar a lo que me refiero; hace poco estábamos jugando a un juego de mesa para niños ( el de levantar cartas y encontrar la pareja), el pequeño se puso a lloriquear porque no quería jugar y le preguntaron a qué quería que jugásemos.
Me pareció mal, las opciones que debían dársele eran “puedes jugar con nosotros a esto, o jugar solo a otra cosa”, no darle al pequeño la capacidad de decidir a qué íbamos a jugar el resto de niños y de adultos.
Y para ello, hay que dejar claro en todo momento quién pone las normas, quién decide lo que se hace o no se hace en cada momento, quién marca los horarios, quién da o quita los premios, quién define los límites, no dejarse influir por sus enfados o amenazas...
Cualquier perversión de este marco conceptual, lo único que hará es confundir al perro respecto a su lugar en la familia y el mundo y traerle graves problemas futuros. Exactamente lo mismo que ocurre con los hijos.
El haz lo que digo, no lo que hago de toda la vida.
No tenemos ningún problema en usar la violencia contra alguien que usa la violencia para enseñarle que no se usa la violencia. Muy lógico todo
Qué podría salir mal