Ayer, el Tesoro llevó a cabo una nueva emisión de deuda pública. En total, se colocaron 5.000 millones de euros en un nuevo tipo de bono a 10 años, ligado a la inflación: Es un instrumento que además de una rentabilidad preestablecida, incorpora un “seguro” para abonar un extra a los tenedores de esta deuda en el caso de los precios en ese periodo hayan subido por encima de un límite. El caso es que el Gobierno y sus medios afines se apresuraron a celebrar el éxito, pero esto en mi opinión está lejos de ser una buena noticia.
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