La vida en la Tierra no es estática. Nuevas especies aparecen y otras desaparecen continuamente, en una sucesión que responde a los cambios en el entorno o a la “invención” de nuevas habilidades biológicas, que hacen que algunos grupos ganen terreno y otros dejen de ser competitivos. Pero esta sucesión, que es más o menos gradual, a veces se ve perturbada por acontecimientos especiales: muchas nuevas especies aparecen de repente, o muchas mueren en un corto espacio de tiempo.