Un lago de lava es literalmente eso, un gran volumen de magma derretido a una temperatura de entre 850 y 1200 grados centígrados que habiendo salido a la superficie se mantiene en ese estado viscoso de fluidez activa y fundida, contenido en un cráter, una boca volcánica o una depresión del terreno. Normalmente no suelen durar mucho tiempo, pero existen lugares en el mundo donde, excepcionalmente, los lagos de lava son permanentes o casi permanentes.