Dejar la tierra para encontrar nuevos hogares en el espacio es un viejo sueño de la humanidad y tarde o temprano será necesario para nuestra supervivencia. El planeta que recibe más atención es Marte, un planeta pequeño, tóxico y pobre en energía que parece lo suficientemente bueno para una colonia de humanos deprimidos apiñados en ciudades subterráneas. Pero ¿y si pensamos en grande? ¿Qué pasa si tomamos Venus, uno de los lugares más hostiles y mortíferos del Sistema Solar y lo convertimos en una colonia?