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Así trabaja un arrocero en el delta del Ebro, antes de que se hunda

Dani Forcadell se descalza, se remanga los pantalones y entra en el arrozal. Los pies se le hunden en un fango suave, verdoso, nutritivo, de olor dulzón muy penetrante. El agua tibia le cubre los tobillos. Con los pies en el barro y la cabeza en el cielo mediterráneo, abarca toda la vertical del delta del Ebro. Forcadell mide 1,75 metros: entre los pies y la cabeza le cabe el mundo, un mundo, su mundo. Es un mundo a punto de desaparecer.

| etiquetas: arrocero , ebro , reportaje

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