Si bien el Estado es laico desde finales del XIX, los ateos del s. XXI siguen denunciando la manipulación e intromisión de la Iglesia en la vida pública.“Cuando el hombre adopta esquemas de creencias de carácter dogmático tiende a ser manipulado. Nosotros nos sentimos responsables de absolutamente todo lo que hagamos, ya que no creemos en el perdón mágico ni rendimos cuenta a ningún ser divino”, dice C. Ferreyra, presidenta de Argatea (Asociación Civil de Ateos en Argentina) y una de las fundadoras de FIDA (Federación Internacional de Ateos).
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