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En el campo no se puede votar a Podemos

Aquí decimos poco de nosotros mismos, pero algunos ya han visto que no soy alguien de derechas. "Un bolchevique en Zamora", dijo alguien con buen ojo. Mis saludos a quien lo escribió.

Y a pesar de todo, en el campo no es posible votar a Podemos. Os cuento por qué, ya que aquí hay mucha gente de izquierdas y deseo explicaros la laguna que dejais. Algunas cosas de las que diré son apreciaciones personales, basadas en mis intereses, pero otras creo que son más generales y afectan a todos los que vivimos en el medio rural. Separad vosotros el grano de la paja.

1) En primer lugar, la nueva ola del feminismo me crea rechazo. La siento como un peligro, un riesgo y una amenaza. Es un movimiento que me criminaliza por el hecho de ser hobre, me discrimina, me resta oportunidades y me pone en peligro a poco que tenga un conflicto con cualquier ser humano vaginado. Si empoderar a las mujeres era eso, no pueden contar conmigo. Mis tendencias suicidas no llegan tan lejos. No voy a promover que se cobre en mi cabeza el daño pasado.

2) La insistencia en los servicios públicos es justa, es necesaria y es urgente. Pero aquí sabemos que se pide y se habla para los demás. No piensan en nosotros. Piensan en aumentar las frecuencias del metro. Piensan en poner carriles bici. Piensa en subvencionar patinetes. Piensan, resumiendo, en emplear nuestros impuestos en cosas que no nos van a llegar.

3)Para Podemos, el campo es más importante que los campesinos. El lobo es más importante que nosotros. Las liebres, más importantes que nosotros. Los urogallos, más importantes que nosotros. Todo es más importante que nosotros, porque ven el campo como una especie de parque temático idílico donde los que vivimos aquí somos agresores. Su insistencia en señalar como monstruos a los ganaderos, a los cazadores o a las energías alternativas nos hace pensar que no les importamos tanto como el concepto de naturaleza. Si una ganadero pone una cuerda para que no se escapen las vacas, la ven como una trampa contra los ciclistas, porque sus paseos son más importantes que nuestras vacas. Ni nos entienden ni les preocupa.

4) Cuando hablan del problema de la vivienda, piensan en las grandes ciudades y sus precios disparatados, no en nuestros problemas. Las normativas urbanísticas están pensadas para esas ciudades y les da igual que nos perjudiquen. Nos vulven locos con las ventanas que podemos y no podemos instalar, por efeciencia térmica, mientras en las ciudades se permiten calefactores de terraza para calentar la calle. ¿Es eso eficiencia energética? No digo que la derecha sea mejor, porque directamente los descarto, pero esperaba otra cosa de un partido que dice preocuparse de la pobreza y antepone a los chabolistas a los campesinos. Pobres, de verdad, los del campo. Pero como son pocos y no se ven, nadie se preocupa de ellos.

5) Lo mismo pasa con el transporte. Las normativas de emisiones y el transporte alternativo, los carriles bici de esta izquuierda urbanita no son para los que tenemos que trabajar aquí, en baches rodeados de trocitos de carretera. Nuestros caminos dan pena, pero no le preocupan a nadie. Les preocupa que todo el mundo pueda venir aquí con su bici de montaña y sus botas de goretex mientras nos prohíben entrar con nuestros coches viejos en los centros de sus ciudades. Y a eso le llaman progresismo.

No, de verdad: ni siquiera a alguien como yo le convence en el campo esta izquierda urbanita, posmoderna y un poco hipster.

Acordaos un poco más de nosotros, por favor. Dejad ya de amasar las pelusillas del ombligo.