Caza Mayor. Objetivo Sánchez

Es un lugar común entre los politólogos decir que el PSOE es el partido que cumple las funciones de viga maestra del régimen nacido en el 78. La gran virtud del PSOE, dicen,  es que se parece a la sociedad española: ni demasiado madrileño, como el PP ni demasiado al margen de los demás como los partidos nacionalistas catalanes, republicano pero partidario de no tocar a la dinastía reinante, socialdemócrata en su pulsión distributiva pero que no pretende mover los tabiques del reparto de poder económico tal como lo gestionan las élites desde la transición.

 Y sin embargo esta semana supimos que contra el gobierno algunos de los agentes  del llamado estado profundo, esos que ejercen poderes reales pero que no se presentan a las elecciones se estaba tejiendo una conspiración. Informes  policiales dudosos como martillo pilón contra la izquierda no son nada nuevo, Isabel Serra, dirigente de Podemos en Madrid,  ha sido condenada a casi cuatro años de cárcel con el solo testimonio de un policía, o recordemos las dos nochecitas  que se pasaron unos titiriteros en  aplicación de leyes antiterrorismo durante los primeros pasos de la incesante campaña contra el ayuntamiento de Carmena.

 

Pero la osadía del actual manejo apunta directamente al corazón del poder democrático, al  gobierno del estado, tan envalentonados están que se han permitido  pergeñar un informe  policial chapucero para preparar el siguiente paso, gracias a la disposición entusiasta de una jueza: la imputación del delegado del gobierno y si fuera posible del ministro del interior.

Marlaska, tan comprensivo en el pasado con las servidumbres del trabajo sucio policial y tan sensible a los estados de ánimo en ciertos ministerios de gente  con mando en tropa (recordemos que exoneró a la cúpula del  ministerio de Defensa gobernado entonces por el PP de las consecuencias  penales del accidente del  Yak 42) se ha visto obligado, y estoy  seguro  que muy a su pesar, a salirse del guión y cesar a unos cuantos mandos de la Guardia Civil. Y es que si te abanican el cuello con un bardeo la reacción es instintiva,  ellos o yo.

La prisa y la falta de costumbre le han cobrado su peaje, que aún abona, y ya veremos cuánto le costará, no le dió tiempo ni de construir una coartada decente. Acostumbrado a ser bien recibido en los cuarteles y a nadar a favor de la corriente no removiendo ciertas turbiedades, ha tenido que saltar con los dos pies al charco, y de momento se ha puesto perdido de barro.. Ya digo , no  es lo suyo, pero tocaba.   

Pero para mi lo más llamativo, lo que es una novedad es el dichoso informe.  Que se monten contra  podemitas, perroflautas, abertzales, esa patulea… no produce ningún temblor, ninguna grieta estructural, pero contra el gobierno,  eso es caza mayor.

Que la cúpula de determinados cuerpos policiales, con la colaboración de ciertos jueces  y el aderezo necesario, pero ya descontado, de muchos medios se hayan atrevido a tanto es síntoma de algo bastante más grave de lo que parece. Y es que para muchos de esos poderes con raíces profundas en el viejo estado franquista ( porque la fuerza de un estado no es sólo su gobierno, son sus jueces, sus altos funcionarios)  el PSOE   ha dejado de ser elemento necesario, estructural.  O al menos este PSOE,   estoy seguro que añoran el viejo PSOE felipista,  pero el  problema, el grave problema  sin solución es que ese partido es pasado.

El Partido socialista de Felipe González adoptó una táctica de supervivencia en los ya lejanos ochenta. Era impensable depurar de franquistas las estructuras de poder del estado,  se nombraron cargos socialistas, sí, pero respetando la propiedad antigua en amplias regiones internas  de los poderes militares, policiales y judiciales. Un pacto de no agresión mutua que permitía  una convivencia sin demasiados sobresaltos a ambas partes en el mejor de los casos, o una simbiosis con los antiguos jefes, en el peor. Hubo nombramientos de jueces y comisarios socialistas, pero a la vez viejas costumbres, algunos pozos negros, algunas ciénagas de corrupción y cloacas   permanecieron en un terreno de tolerancia y silencio. Si tienen dudas, pregunten por un tal Villarejo.

Pero en esto llegó la crisis del 2008, el 15M y la corrupción masiva le estalló al PP en la cara, y los desagües del alcantarillado secreto no dieron abasto con la floración de mierda, el borboteo de ladrones, la rabia  de muchos.  

El alma vieja del PSOE forcejeó  bravamente por mantener las cuadernas en su sitio, aguantó la presión lanzando a un secretario general  por la borda,  navegó  contra la vergüenza y la propia historia dando votos gratis para investir al corrupto Rajoy, cabalgó elecciones encadenadas a la búsqueda  de una mano de cartas favorable, pero todo el esfuerzo no puedo evitar que un partido ajeno a los pactos que construyeron el estado del 78 alcanzara el gobierno. El odio a este gobierno  no se debe sólo a la presencia de Podemos, aquí se juega la carta del carácter que diría el viejo Teofrasto. Los antecedentes y la expectativas de lo que se puede esperar de Pedro Sánchez. 

 A él le lanzaron a los tiburones y fué capaz de resucitar y vencer. No es un hombre fácil de asustar. Atacado sin misericordia ni escrúpulos por los medios que controla la derecha, es decir, por casi todos, desde el primer día de mandato, atropellado por el  peor accidente global desde la segunda guerra mundial, aún así parece decidido a aplicar en la medida de lo que sea posible su programa de gobierno progresista, pese a todo, a pactar lo que sea necesario, con quien sea necesario.

 

Es un hombre decidido y hay ciertas intereses acostumbrados a la delicadeza en el trato que se sienten amenazados por alguien con tan poco que perder.

Básicamente la cuestión es quién pagará las facturas. Qué agentes van a asumir los costes económicos de la recuperación ¿las clases medias, las populares, los rentistas, las rentas empresariales…?

El nombramiento de Marlaska como ministro del Interior fué un gesto típico de la escuela del viejo PSOE: en un ministerio muy cargado de fuertes energías no muy santas se envía a alguien conocido, de historial amable con los señores del lugar, poco aficionado a abrir cajas de  Pandora.  Supongo que la sorpresa de Marlaska ante la repentina hostilidad habrá sido importante. Si le consuela se debería dar cuenta de que él es simplemente alguien que está en una posición más expuesta que el objetivo final, que es Sánchez, no es nada personal. 

El pacto de no agresión entre el PSOE y esos poderes orgánicos se ha roto. Algunos ingenuos se escandalizan “¿no cesó el anterior ministro del Interior del PP a tres comisarios generales de la Policía Nacional en unos pocos meses durante la investigación del caso Bárcenas?¿ dónde estuvo entonces la indignación del cuerpo?” olvidan que los pactos de no agresión se firman entre individuos que no pertenecen a la misma tribu. Y desde el punto de vista de la expresión política de los aparatos del estado policiales, el PP y estos aparatos son la misma cosa. Por tradición, por orígenes familiares y por cultura política, al menos entre los altos oficiales de la policía y sobre todo de la Guardia Civil. Por eso el PP nunca necesitó firmar ningún pacto de no agresión con ellos. Por eso la ingeniería política de nombramientos de Rajoy en las fuerzas de seguridad del estado fue tan exitosa, y tan rápida. El PSOE no pudo o no quiso neutralizar el peso de la derecha y de organizaciones como el Opus en estos estamentos, como en el judicial, cuando pudo, y  lo vamos a pagar caro.     

Paradójicamente el miedo de que este gobierno toque determinados palos  en el terreno del reparto de la riqueza y los impuestos ha obligado por un extraño rebote al gobierno  a adentrarse en un terreno minado, como el de la Guardia Civil que no tenía, al menos así lo parece por el nombramiento de Marlaska, intención de pisar.

Porque lo llamativo es que se hayan atrevido a amenazar a un ministro con un informe tan mal trabajado. Parece que hay prisa por derribar a este gobierno. No soy cazador, dios me libre, pero sospecho que la caza mayor requiere más paciencia y mejores  armas. Y una ruta de escape por si el animal aún herido embiste. Porque el plan de expulsar a Sánchez del poder de modos no democráticos no nos saldrá gratis como país ¿creen que el viejo PSOE de González, de Ibarra, de Bono , está a la vuelta de la esquina , esperando resucitar? En el Consejo de administración del grupo PRISA así lo creen. Y posiblemente se equivocan, aquel PSOE fue resultado de un momento histórico que no es este. Han perdido su granero fundamental, Andalucía, el partido en Madrid es un desastre: su fuerza reside ahora en territorios como la Comunidad Valenciana o Cataluña  ¿creen que ese PSOE  periférico se olvidará una expulsión tramposa del poder, que no dejará graves secuelas?

 Y mirando más allá de la suerte de este partido ¿qué futuro nos espera como país si más de la mitad de los votos son considerados como no merecedores de gobernar por ciertos poderes del estado. ¿Cómo sobrevivirá una sociedad donde  se convierte en parias políticos a nacionalistas, podemitas y ahora a socialistas ? Si el PSOE no es ya una columna central de la constitución política del estado, qué alternativa de sociedad, qué consensos, nos  ofrecen los que conspiran contra este gobierno? ¿hay otra posibilidad que la de un estado apoyado en una mitad del país dedicado a reprimir con mayor o menor habilidad a la otra mitad?