Algunas veces las casas esconden sorpresas, y no siempre de las más agradables. Un parisino que acababa de comprar una vivienda subastada por el banco se encontró con una que no olvidará jamás: el cuerpo del anterior propietario momificado y colgado en una de las habitaciones. Al parecer, Thomas Ngin, antiguo dueño de la casa –un guardia de seguridad de origen camboyano– se habría suicidado ahorcándose con una sábana hace ocho años, tras un proceso judicial contra su empresa que le dejó con “enormes dificultades financieras”.
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