El maestro ignorante; se puede enseñar lo que no se sabe

Según el paradigma formativo de la era industrial la gran tarea del maestro ha sido transmitir conocimientos a los aprendices para elevarlos gradualmente hacia su propia ciencia. Lo esencial del maestro es explicar, poner en evidencia los elementos simples de los conocimientos y hacer concordar su simplicidad de principio con la simplicidad de hecho que caracteriza a los espíritus jóvenes e ignorantes. Enseñar es, al mismo tiempo, transmitir conocimientos y formar los espíritus, conduciéndolos, según un orden progresivo, de lo más simple a lo más complejo. Parece que todos estamos de acuerdo en que es necesario evitar esos caminos del azar donde se pierden los espíritus todavía incapaces de distinguir lo esencial de lo accesorio y el principio de la consecuencia.

Esta manera de entender la formación y el aprendizaje ha sido la imperante desde la implantación del modelo educativo de la era industrial. Resulta paradójico que hace casi dos siglos, como nos cuenta Jacques Rancière en el Maestro ignorante (1985):

en 1818, la casualidad hizo que un maestro francés exiliado descubriera que se podía enseñar lo que no sabía.

Jacques Jacotot era un maestro progresista, un hijo de la Ilustración y la Revolución que descubrió el método de la enseñanza Universal . Este maestro francés enseñó a sus alumnos sin explicarles nada y les mostró su capacidad de aprender por sí mismos. Y lo hizo, tan solo, invitándoles a usar su inteligencia y alimentando sus búsquedas. Sin necesidad de explicaciones, ni de respuestas, ni de certezas.

Creo que Dios ha creado el alma humana capaz de instruirse sola y sin maestro. Hace falta aprender algo y relacionar todo el resto con eso, según este principio: Todos los hombres tienen una inteligencia igual. Aquel que no se cree capaz de enseñar lo que no sabe a su hijo aún no me ha comprendido.

Rancière se pregunta en el prólogo al libro de Jacotot ¿Para qué sirven entonces las explicaciones?, ¿Para qué sirven si se puede aprender sin ellas?. Y su respuesta es contundente:

Las explicaciones no sirven para enseñar al alumno lo que no podría aprender sin ellas; sirven para enseñarle que no podría aprender sin ellas, sirve para enseñarle su propia incapacidad.
Explicar alguna cosa a alguien, es primero demostrarle que no puede comprenderla por sí mismo.

Gracias a la casualidad Jacotot había roto con el mito de la pedagogía, un mito que divide al mundo en dos, los sabios y los ignorantes. Según Rancière lo que manifiesta Jacotot es que: 

El arte de la pedagogía es el de reproducir indefinidamente la distancia, es decir, la desigualdad, que pretende suprimir

Con el método que plantea Jacotot, los aprendices aprendieron solos, de manera autónoma pero eso no quiere decir que aprendieran sin maestro. El método de Jacotot no cuestiona en ningún momento la necesidad del maestro. No pone en cuestión su papel. Sin maestro nada hubieran aprendido. El maestro fue necesario al menos para decir a sus alumnos que podían hacerlo, que podían aprender solos. Al menos para darles el impulso inicial. Pero su papel ya no tenía que ver con dar acceso al conocimiento que él poseía. Sólo había apoyado la voluntad de sus alumnos. Según Rancière, Jacotot había dejado de ser un maestro embrutecedor para convertirse en un maestro emancipador. Un maestro que emancipa, nos da …

no la llave del saber, sino la conciencia de lo que puede una inteligencia cuando se considera igual a cualquier otra y considera cualquier otra como igual a la suya.

Recientemente el pedagogo hindú Sugata Mitra ha puesto en práctica con éxito las ideas que hace casi dos siglos expuso Jacotot.

Mitra, en el experimento Hole in the Wall (HIW) o El Agujero en la Pared, en 1999 colocó una computadora en un quiosco creado en una pared en un barrio bajo de Kaljaki, Nueva Delhi, y los niños tenían libre acceso a usarlo. El experimento procuraba probar que los niños podrían aprender de las computadoras con mucha facilidad sin ningún entrenamiento formal. Sugata lo denominó Minimally Invasive Education (MIE) o Educación Mínimamente Invasiva. Desde entonces el experimento ha sido repetido en muchos lugares, HIW tiene más de 23 quioscos en la India rural y en 2004 el experimento también fue usado en Camboya.

Superando el modelo bancario de la formación

En el caso de los docentes el cambio de rol está ligado a la transición del «modelo bancario» del conocimiento planteado por Paulo Freire hacia modelos más adecuados para las nuevas necesidades y más cercanos a las propuestas conectivistas. En estos modelos el aprendizaje se centra el diálogo entre aprendiz y educador, en la resolución de problemas, en el aprendizaje basado en proyectos, el trabajo en red, etc.

Podemos entender mejor el sentido de esta transición analizando como es (¿era?) el «modelo bancario» planteado por Freire. En este modelo en lugar de observar la educación como un proceso de comunicación y diálogo consciente y con discernimiento, la educación bancaria contempla al educando como un sujeto pasivo e ignorante, que ha de aprender por medio de la memorización y repetición de los contenidos que se le inculcan. Bajo esta lógica, el educador selecciona la información a priori, para luego instruirla, viéndose a sí mismo como un poseedor de verdades únicas e inamovibles.

El educador es quien escoge el contenido programático; los educandos, a quienes jamás se escucha, se acomodan a él.

Según Freire esta realidad provoca que

En cuanto más se ejerciten los educandos en el archivo de los depósitos que les son hechos, tanto menos desarrollaran en sí la conciencia crítica de la que resultaría su inserción en el mundo, como transformadores de él. Como sujetos del mismo

No solo Freire ha tenido claro que es necesaria una transformación en la educación y la formación, por ejemplo el pedagogo Francesco Tonucci, plantea que

se debe superar el modelo del aula para imaginar una escuela de talleres y laboratorios en los cuales se pueda reflejar la vida real y las varias inteligencias y vocaciones de los alumnos.

Tonucci entiende que

todos estos cambios no se pueden realizar cambiando una ley o proponiendo una reforma por buena que sea. Las leyes no son capaces de modificar las prácticas. La verdadera y eficaz reforma educativa sería garantizar a cada alumna y cada alumno un buen maestro.

Conclusión

Hace casi dos siglos que Jacotot probó con éxito su idea y en todo este tiempo proyectos formativos como el de Sumata Mitra han sido anecdóticos. Conociendo un poco el mundo de la educación, sobre todo la formal, no es demasiado aventurado concluir que los intereses de todo tipo han puesto difícil cualquier propuesta que se pudiera salir del marco establecido. Sin embargo la sociedad del conocimiento y la globalización casi exige cambiar paradigmas, incluso inventárselos. Como vimos en otro artículo, cuando no se conoce la solución y apenas de vislumbra el problema solo queda probar, equivocarse, aprender y volver a probar. Señala Claudio Magris:

Hace falta una educación que enseñe sin querer enseñar

Y como afirma el colombiano William Ospina, en su colección de ensayos La lámpara mágica

La educación sería más fácil si no creyera estar llena de respuestas… La educación no debe consistir tanto en llenarnos de certezas como en orientar y alimentar nuestras búsquedas. Nada debería ser definitivo, todo debería estar en discusión.

Con respecto al papel de los aprendices, Richard Gerver, una de las personas más influyentes en el ámbito educativo, lo tiene claro.

No se tienen en cuenta sus intereses cuando serán ellos en los que deberás confiar para solucionar las futuras crisis de la sociedad. Se debe tomar conciencia de que tus alumnos parten de un potencial enorme, son la generación más preparada de la historia y por eso, más que nunca hay que valorarles a ellos por lo que son, por las experiencias que viven y por la cultura en la que están inmersos. Sólo valorando a tus alumnos serás capaz de sacar lo mejor que llevan dentro.

Es necesaria una transformación en el aprendizaje, esa transformación pasa por desarrollar buenos maestros y ser un buen maestro depende en gran medida de ser consciente del potencial y las capacidades de los aprendices y actuar en consecuencia.