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¿Quién no sueña con Andorra?

Leo con sorpresa que algunos de los Youtubers que se han largado a Andorra participaron en numerosos eventos benéficos. Ahí tenemos a El Rubius, liderando un proyecto para luchar contra el COVID (www.flooxernow.com/actualidad/elrubius-stream-benefico-coronavirus_202), a Willyrex acudiendo a un evento de Ibai Llanos (www.diariovasco.com/tecnologia/vamos-a-divertirnos-y-es-benefico-pero-) o a TheGrefg, recaudando 100.000 euros para Save the Children (www.marca.com/videojuegos/lo-mas-gaming/2020/12/06/5fcd39cbe2704e173d8). Profesionales del streaming todos, que gracias al traslado de su residencia al Principado podrán ahorrarse centenares de miles de euros en impuestos.

Recuerdo aquella frase de Groucho Marx, que odiaba profundamente el cariz falsario de la vida social neoyorquina: "Las fiestas para recaudar fondos son esas reuniones en las que bailan y se divierten todos aquellos cuya desaparición provocaría que no fuesen necesarias las fiestas para recaudar fondos."

Creo que los remedios que plantea la caridad son parte de la enfermedad. Tratan de resolver el problema de la pobreza, por ejemplo, manteniendo vivos a los pobres; o divirtiéndolos. Pero ésta no es una solución, es agravar la dificultad. El objetivo adecuado es tratar de reconstruir la sociedad sobre una base tal, que la pobreza resulte imposible. Y las virtudes altruistas realmente han evitado llevar a cabo este objetivo. La caridad degrada y desmoraliza. Es inmoral usar la propiedad privada a fin de aliviar los terribles males que resultan de ella misma.

Pero centrémonos en lo que está ocurriendo, no en lo que debería ser. Estos youtubers, ídolos de masas de las generaciones más jóvenes, han seguido el ejemplo de muchos de nuestros ídolos culturales y deportivos: tenistas, cantantes, pilotos, futbolistas…y sí, ahí tenemos el ejemplo de Ibai Llanos que hizo una encendida defensa de los impuestos y de pagarlos en España, pero Ibai es solo una excepción a la norma.

Esta gente es solo el resultado de décadas de una educación deficiente en lo ético. Consideran la pobreza una enfermedad rara para la que recaudar, no una situación social provocada por determinados factores. Y ese es el problema real, porque hay mucha gente que piensa igual que ellos. Incluso, precisamente, los menos pudientes. Un problema que muchos periodistas han querido atribuir hoy a la juventud, cuando es transgeneracional. Resulta bochornoso leer a plumillas que, durante décadas han defendido a una monarquía corrupta, atacar ahora lo que sus hijos han aprendido de ellos.

Vegeta777, El Rubius, ellos son solo la expresión de algo mucho más grave: sus admiradores compran el discurso del sueño americano. El hecho de que cualquier chaval, desde su casita, puede llegar a ser ellos. Del mismo modo que tu abuelo envidiaba la vida de Julio Iglesias y muchos de tus amigos envidian la de Fernando Alonso, tus críos quieren ser como El Rubius. Es un problema de índole cultural. Y es un problema gravísimo, muy consustancial a lo español.

Porque la caridad no es más que ese sentimiento paternalista y clasista que aparece cuando no hay bondad, ni justicia. Y no podemos pedirle a la gente que sea buena, pero en cambio sí que podemos, debemos, exigir justicia. Justicia social. Y este país no es que haya dejado de exigirla, es que ya ni tan siquiera educa para que que se comprenda su importancia.

Me parece aterrador leer a críos de 16-18 años criticando los impuestos cuando aún no han sufrido los avatares de la vida. El discurso liberal de que si te esfuerzas triunfas ha calado hondísimo en las generaciones más jóvenes. La conciencia de clase se ha perdido completamente y me vais a perdonar, pero creo firmemente que la mayoría de sus admiradores los defienden, no solo por pura mitomanía, sino porque ellos, si estuviesen en su lugar, también se irían a Andorra. Y ese es realmente el problema. Como lo es los que llevan décadas defendiendo la corrupción de sus partidos preferidos o esos millones de españoles que se hacían los idiotas con los desmanes de un Rey errático y esencialmente corrupto.