Shutterstock, o cómo aplicar el capitalismo salvaje

Que el mundo es cada vez está más digitalizado no es ninguna novedad. La globalización hace mucho tiempo que se instauró en nuestras vidas y donde más peso tiene es en la economía, ya que ésta es su razón de ser. La mano de obra barata es el pan nuestro de cada día en cualquier corporación que se precie y si por cuestiones legales o logísticas no se puede disponer de ella, existen numerosas tretas para disminuir el gasto y aumentar los beneficios gracias al beneplácito de todos esos políticos y sus leyes que siempre están al tanto de lo que el pueblo necesita.

 

Ésta vorágine de poder y dinero no sólo existe en el mundo de la moda, la alimentación o la electrónica. Y tampoco afecta exclusivamente a países en vías de desarrollo como China, Indonesia o Malasia. En mayor o menos medida lo podemos sentir en cualquier país del mundo, y empresas como Shutterstock son un buen ejemplo de ello.

 

Muchos sabéis en que consisten los bancos de imágenes, video o sonido. Cada vez que entráis a internet podéis ver decenas, o quizás cientos de imágenes de stock que han sido adquiridas por periódicos, blogs o youtubers. Las veis en libros, en vallas publicitarias e incluso en los cuadros que decoran vuestra casa. Están en todas partes y la demanda de éste tipo de contenido no ha hecho más que crecer en éstos últimos años, al igual que la competencia.

Esta cantidad ingente de contenido no es creado por las empresas que las venden, ni mucho menos. Corporaciones como Shutterstock, Adobe Stock, Dreamsite y un largo etcétera son intermediarios. Miles de fotógrafos, ilustradores y diseñadores gráficos nutren sus bibliotecas, actualizando tendencias casi a diario con el fin de ofrecer contenido nuevo e interesante conforme la demanda lo pida. Para hacernos una idea de la cantidad de archivos que albergan estos intermediarios tan solo podemos echar un vistazo a sus páginas web. Shutterstock, que es de lo que trata el articulo tiene 326.401.446 de imágenes en stock. Y la biblioteca aumenta en una media de 1.146.506 de archivos al día.

Si no sabéis como funciona el trabajo de contribuidor os lo explico. Cualquier persona puede hacerlo siempre y cuando tengas un mínimo de sentido estético. Muchas imágenes están tomadas con Smartphone, otras con cámaras profesionales. Unas imágenes son simples dibujos escaneados o ilustraciones vectoriales. En mi caso hago imágenes 3D. Cuando tienes tu imagen tan solo tienes que subirla y agregar información como título, descripción y la parte más odiosa de todas, añadir las palabras clave. En resumen, los bancos de imágenes no hacen absolutamente nada, ni asesoran al creador ni al cliente. Si la imagen no les gusta o tiene defectos la rechazan sin más. Y si te equivocas poniendo las palabras clave, mala suerte, no vas a vender. Ellos saben que por lo general todos intentaremos poner la palabras adecuadas para generar beneficios.

Ya en contexto nos podemos imaginar el volumen de negocio que manejan corporaciones como esta. Shutterstock se jacta de haber pagado a sus contribuyentes más de 1000 millones de dólares durante los últimos 15 años. Teniendo en cuenta que la ganancia media para el autor es de un 25% por imagen dependiendo del nivel de ventas, nos podemos hacer una idea de los beneficios que tiene esta compañía. Hasta aquí todo bien, pero el 26 de mayo de 2020 los contribuyentes recibimos un email un tanto desconcertante:

En una semana todo el sistema de pagos cambiaria, y lo haría para adaptarse a los mercados y dar mejores oportunidades a los creadores. Yo admito que lo leí de pasada y no volví a abrirlo hasta pasados unos días y ahí, haciendo cálculos pensé que no podía ser verdad. Haciendo scroll esto es lo que se podía leer en el resto del correo:

Vale, en mi caso soy nivel 4, como la mayoría de contribuidores que no nos dedicamos de lleno a este negocio. Con una cartera de 2300 imágenes me costó más de un año llegar a ese nivel, así que bueno, supuse que como ya llevaba una pequeña trayectoria siendo contribuidor, esto no me afectaría de manera significativa. Quizás notaría una pequeña bajada de ingresos. El caso es que el mail acababa con un apartado más:

Y aquí es donde me quedé con cara de panoli moviendo los dedos intentando calcular lo que tal aberración supondría en beneficios. Y las cuentas eran claras, el 1 de enero ya no ganaré un 25% de cada venta, ganaré un 10% menos. Una putada, pero ¿Qué oportunidades se supone que da éste cambio a los creadores? Quizás es que con éste nuevo modelo aumentarían significativamente las ventas, al fin y al cabo si yo cobro menos, el cliente final también pagará menos, ¿no?. Así nos prostituimos todos aún más. Pues no. Las tarifas de Shutterstock se mantienen, y todos esos recortes a miles de contribuyentes van a parar a las arcas de la empresa.

 

Sólo quedaba esperar al 1 de junio y observar atentamente los números para saber si todo esto era tan exagerado como parecía. Hasta entonces indagué por los foros de Shutterstock en busca de otras opiniones y para conocer de primera mano lo que el resto de contribuidores pensaban del nuevo sistema de ganancias. Y como sospechaba, el foro ardía más que Twitter cuando Trump dice alguna gilipollez.

Unos decían que no se podían sacar conclusiones hasta el 1 de junio. Otros colaboradores que tenían una cartera de decenas de miles de imágenes y llevaban 10 años vendiendo en Shutterstock mostraban su consternación con la empresa que ellos mismo ayudaron a ser lo que es hoy en día. Miles de mensajes con preguntas de todo tipo invadían el foro y los administradores… los administradores desaparecieron. Sólo se tuvo constancia de su presencia cuando de pronto desaparecían mensajes. No sólo ignoraban a la comunidad, si no que eliminaban cualquier texto que pudiera sugerir algún contratiempo para Shutterstock. Lo que enfadó más a los miembros del foro, además de ninguna transparencia para sus creadores, censura.

Y por fin el 1 de junio y esperando la tan temida bajada de ingresos, nos encontramos con algo muchísimo peor. Las licencias que antes nos reportaban 0.33$ ahora nos daban 0.11$. Las de 2.84$ ahora nos aportan 0.87$. Y ahora el foro no es que arda, es que hay un terremoto gigante en él, en el Facebook de Shutterstock y en Youtube. En una semana nuestros beneficios han disminuido un 70% y ni Shutterstock ni nadie nos ha dado una explicación. Además el 1 de enero todos los contribuyentes perderán un 80% - 90% al volver al nivel 1. ¿Y todo haciéndonos creer que se trata de nuevas oportunidades? Quizás el nuevo CEO de Shutterstock y sus oficinas en el Empire State Building tengan algo que ver. Quién sabe.

Lo que es seguro es que con este movimiento no sólo van a obtener unos beneficios obscenos e injustos, también podrán jugar con su algoritmo de búsqueda a placer para conceder mayores ventas a los creadores con menos nivel. Llevándose el porcentaje máximo posible y perjudicando a contribuyentes de mayor nivel.

Empecé el artículo hablando de la globalización, de la mano de obra barata y de capitalismo. Y es que al parecer Shutterstock se está abriendo al mercado asiático, y nos les importa perder contribuidores de paises "desarrollados", ya que millones de rusos, chinos y demás países estarán encantados de engordar la biblioteca de Shutterstock a ese precio. Un puñado de personas molestas no harán que la empresa se deteriore, quizás hasta les venga bien un poco de espacio en los servidores para albergar el material de sus nuevos contribuidores.

Supongo que muchos pensareis que lo mejor que puedo hacer es llamar a una buambulancia para que me dé una vuelta, pero esto no va de llantos. En mi caso Shutterstock es de los bancos de imágenes que menos beneficios me dan. Otras empresas como Adobe Stock o Alamy aun tratan bien a sus contribuidores y espero equivocarme, pero me temo que serán las siguientes. En cualquier caso mi cuenta está suspendida y si no revierten las nuevas políticas devoradoras la eliminaré completamente, como ya han hecho cientos de compañeros. Y si me voy definitivamente, intentaré que sea haciendo ruido y dando a conocer como ésta megacorporación ha pasado de ser un referente en el mundo del stock a ser una abominación en el sector.