Vengo de no leer al enemigo

Entro en Menéame y leo a Pedro Baños o la versión rusa del parte de operaciones, que colgué yo mismo, y eso me reconcilia con este sitio, sobre todo desde que se han empezado a prohibir medios de comunicación a todo lo largo y ancho de la muy democrñática Europa.

No sé lo que os pasa a los demás, pero a mí, en cuanto me prohíben leer un medio de comunicación, desconfío de la versión de quien me lo prohibió. Eso significa, ahora, que si se prohíben Russia Today y Sputnik, los seguiré asiduamente, cuando antes no los leía.

Nunca seguí las teorías conspirativas de que el hombre no llegó a la luna, y esos reportajes en los que se dice que se llegó, al mismo tiempo que se afirma que las imágenes que se tomaron son falsas, porque ambas ideas son compatibles y posibles a la vez, me parecieron siempre graciosas y estimulantes. Nada más. Porque se podían publicar abiertamente.

Cuando los atentados de las torres gemelas y el avión estrellado en el pentágono, no le hice mucho caso a las teorías conspiratorias de lo que había pasado en el World Trade Center, y seguí con algo más de interés las tesis alternativas sobre lo que se había estrellado contra el pentágono. Si era un avión, un misil, o qué. Todo se publicó en abierto, de debatió hasta la locura y cada cual sacó la conclusión que le dio la gana.

Sin embargo, confieso que sí eché mis propias cuentas sobre cuanta gente se podía incinerar en los horno crematorios de Auschwitz. ¿Porque me interesaba más? No. Porque estaba prohibido disentir de la versión oficial. Hasta que no fue delito, no lo revisé en detalle.

Confieso también que me he leído montones de tesis de gente antivacunas. Y documentos que estaban prohibidos hoy y eran obligatorios mañana, y pasado eran dudosos, etc. Y por el mismo motivo: porque algunas opiniones comenzaron a estar prohibidas.

Y resulta que ahora, pues vaya por dios, va a tocar leerse o escuchar los medios rusos por el mismo motivo: porque hay demasiada gente encantada con prohibir cosas, y es algo que no pienso tolerar, al menos sobre mí.

Lo segundo que peor sobrellevo del mundo actual es esa manía de llamar blanquear a todo lo que no sea escupir mierda. ¿No escupo mierda sobre la monarquía? La blanqueo. ¿No escupo mierda sobre la OTAN? La blanqueo. ¿No escupo mierda sobre algo? Es que los justifico.

Lo primero, lo que peor llevo, es ver que internet y la posibilidad de informarse donde cada cual tenga por conveniente, conduce al mismo lugar donde estábamos hace 300 años. Controlar la opinión, castigar, reprimir y prohibir. Y la dialéctica que se utiliza es la misma que en tiempos de los herejes: evitar que intoxiquen, evitar que mientan, evitar que manipulen y que engañen. Para poder hacerlo sólo yo, por supuesto. 

No sé vosotros, pero yo, lo que me prohíban leer, eso leeré. Lo que me prohíban creer, será objeto de un análisis. Donde me prohíban estar, será un sitio al que al menos querré echarle un vistazo.

No es que crea que puedo evuiatr ser un anuimal de corral como otro cualquiera. Pero al menos, si puedo, en vez de oveja seré cabra.