Los casi dos mil dibujos del científico español que se conservan en su legado tienen un llamativo elemento en común: un sello azul colocado por un funcionario, a veces en pleno centro de las ilustraciones, que se ha convertido en historia de la neurociencia. El sello contiene las palabras “Museo Cajal, Madrid” y en su centro aparece un número escrito a mano, diferente en cada una de los dibujos. A este dígito los conservadores del Instituto Cajal lo han llamado tradicionalmente el número de Manzano, en referencia al autor.
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etiquetas: ramón y cajal , dibujos , sello azul , número de manzano
Acojonante
Pero bueno, el final del artículo es bastante elocuente de la importancia que le ha venido dando históricamente el Estado a todo el legado.
Eso si que es "nivelazo"
Y eso sin contar que gracias a ese trabajo, consigue la obra no se pierda.
Nivelazo. Un conserje clasificando la obra de un premio Nobel. Eso le debemos al golpe de estado de Franco, en nombre de la libertá.
Churras <-----> Merinas
Lo mejor del artículo, las últimas lineas. Es tan postmoderno todo...
Están explicando que la gente se llevaba los dibujos a casa o incluso los regalaba, que la labor de esa persona fue indispensable para salvar la colección y tú sales por peteneras.
Mira, esto es de un artículo mucho más antiguo (basado en otro anterior) ya que ni los del diario son originales en esto:
«Los dibujos [de Cajal] estaban por todo el instituto», explicó Murillo. «Estaban desapareciendo. La gente los tomaría «.
«Ahora es horrible, pero en este momento en la historia no lo fue», dijo Toledano. “En la Biblioteca Nacional y en las universidades en ese momento, esto era normal. Lo más importante fue que el sello se colocó en el centro de la página de los libros y los dibujos, etc. ”. Explicó que si el sello se había colocado al lado de la obra de arte o la página en el cuaderno del laboratorio de Cajal, Simplemente podría ser recortado por un ladrón. Del mismo modo, si se hubiera colocado en la parte posterior de la obra, se habría ocultado de la vista, sin desincentivar a los ladrones. «Durante este período, muchas personas se llevaron los dibujos de Cajal a casa», dijo Toledano.
Fue el propio director del Instituto Cajal el que le asignó la labor. Quizás no era el más adecuado, pero cumplió. Y lo siguó haciendo muchos años después ya que bien entrado los '60 se seguían sellando así.