La Iglesia Católica sigue con todos sus sensores prendidos cada vez que se debaten temas educativos. Dos cuestiones la motivan: dinero e ideología. En materia de financiamiento se garantizaron que el Estado siga subsidiandolescon unos mil millones de pesos. En el terreno de las ideas, la formación bajo los principios de la moral cristiana no aparece en la letra de la nueva norma. Tuvieron que asumir la ratificación de la Convención de Naciones Unidas de los Derechos del Niño.
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