La voluntad general sólo puede crearse en un contexto social en el que circule libremente información veraz. La ciudadanía que vota y participa debe poder conocer con la máxima fidelidad los aciertos y errores de sus gobernantes y de quienes aspiran a serlo. En caso contrario el voto deja de ser libre porque ya no expresa de manera auténtica la voluntad última de quien lo emite. En este punto cobran especial trascendencia los medios de comunicación, como intermediarios entre la realidad y la gente.
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