El simple hecho de llamar por teléfono o el de navegar por Internet, son hechos que suponen dejar informaciones sobre nuestra identidad sin que podamos saber quien tendrá acceso a las mismas, ni qué va a hacer con ellas, ni por cuánto tiempo. Estos datos de carácter personal corren el riesgo de ser explotados de forma ajena a nuestra voluntad, contraviniendo el principio de finalidad, y de ser potencialmente accesibles en todo el mundo. Nuestra vida privada se reduce poco a poco con el riesgo de que esta tendencia se convierta en irreversible
|
etiquetas: inimidadad , vida privada