La Agencia Internacional de la Energía calcula que al menos uno de cada dos coches nuevos que se matricularán en 2035 serán electrificados, una cifra que podría llegar a dos tercios en función de la ambición de los Gobiernos. La dentellada, cada vez mayor, sobre las ventas de los vehículos tradicionales de gasolina y gasóleo se traducirá en una notable caída en la quema de energía fósil. En el escenario base, la electrificación reducirá el consumo global en seis millones de barriles de crudo diarios en 2030 casi el 6% de la demanda total.
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Lo de la caída de la demanda es una película que se ha montado la IEA porque si no no le cuadran las previsiones de producción de petróleo VS su consumo.
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Dicho esto el petróleo ha sido un regalo envenenado para la humanidad, vivimos borrachos de energía. El petroleo implica extraer energía, no producirla.
Ahora tenemos que afrontar que como civilización no producimos energía la extraemos.
En Europa la reducción de emisiones debido al coche eléctrico (que tiene muy poca implantación aún) es superior a la esperada.
En España el 40% del consumo de energía lo produce el sector del transporte, que no es poco precisamente.
Aún así los mayores contaminantes siguen siendo las industrias y las empresas y no es correcto responsabilizar al ciudadano.