El Tribunal eclesiástico consideró que "no hay manera de proceder porque los delitos ya prescribieron", sin embargo las denuncias impuestas en 1963 por el sacerdote ortodoxo, Felix Piñeros, contradicen los argumentos de la Iglesia que sostuvo la inexistencia de pruebas contra Rozo. En
Colombia los curas se juzgan a si mismos. Antecedentes del caso:
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