Cómo el productor de una serie que apuntaba buenas maneras puede cargarse su propio producto. Desde darle más importancia a los actores que a los guiones hasta pensar que el guión lo puede hacer cualquiera que sepa abrir el Word. El Pianista lo cuenta magnificamente, como siempre, con el ejemplo de una telecomedia española real, aunque no diga cuál es.
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