No deja de sorprender ver un estadounidense de raza negra jugando para la selección rusa de baloncesto; especialmente teniendo en cuenta la fuerte ola xenófoba que se vive en toda Rusia (amparada y fomentada desde el propio gobierno) y las restricciones impuestas por la federación y liga rusas a jugadores extranjeros. John R. Holden vio como todo impedimiento desapareció gracias al mismísimo presidente Putin y el alcalde de Moscú. Eso sí, los medios de comunicación rusos se han encargado de que no aparezca en ningún lado... ¡hipócritas!
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