[c&p] Cuando alguien se electrocuta, en el proceso de electrocución puede cargarse (no necesariamente, pues la corriente es alterna) y esto genera, efectivamente, que los pelos se les ponga de punta. Pero una vez el desafortunado ha quitado sus desdichadas manos de la red eléctrica, el pelo le vuelve a su sitio, pues la redistribución de cargas es casi inmediata. Lo mismo pasa con el generador de van de Graff: como mucho, el pelo se te queda algo revuelto y leonado.
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