Cuando a Facebook le va la necrofilia

Ayer me sucedió algo habitual en Facebook. Fui expulsado durante un periodo de 24 horas por subir una imagen con supuesto contenido sexual. Estas situaciones ya no provocan el mismo escándalo que hace unos años: a diario caen de la red reproducciones de obras de arte, fotografías de madres dando el pecho a sus hijos o, en casos extremos, objetos que recuerdan vagamente a unos genitales. Son las reglas del club Zuckerberg y nos hemos ido adaptando a ella a pesar de nuestros pataleos. La pacatería -junto a la invasión de intimidad- es la letra pequeña que matiza la gratuidad del servicio.

Sin embargo, lo que subí anoche no era un pezón escapado; era un artículo de la Wikipedia. El artículo tampoco contenía un cuerpo lúbrico que pudiese escandalizar la moral de los censores.

La foto del artículo era esta:

Son un niño y un perro desnutridos. Probablemente estén muertos. Por si a los moralistas le cabe aún alguna duda, el niño tiene cubiertos los genitales, como si fuese una minúscula mota vergüenza que le queda después de encontrarse por debajo del umbral de lo digno: morir tirado en la calle como un perro.

La imagen tiene un contexto, un autor y un responsable. El autor no ha trascendido, el contexto es la Gran Hambruna de Bengala de 1943 y el responsable es Winston Churchill.

Si Hitler es el paradigma de la maldad en el imaginario actual, Churchill se ha convertido en la vara de medir de la política. No existe mejor adulación para un político que ser comparado con él. Sus frases son compartidas en memes, citadas en los artículos de opinión y se dejan caer en los debates como una bomba que zanja de inmediato la cuestión. No hace falta comprobar si la cita es apócrifa o si su contenido se ajusta a la realidad: la autoridad de Churchill lo llena todo. No se le puede negar a un ganador del Premio Nobel de Literatura la capacidad para sintetizar la brillantez en aforismos. Popularizar expresiones como "telón de acero" o "sangre, sudor y lágrimas" le conceden el mérito de haber contribuido por encima de la media a la construcción del lenguaje.

Churchill aparece es un héroe y padre de la patria en películas como Dunquerque. En The Crown se tolera su carácter y sus manías por haber salvado al país. Para los autoproclamados liberales es el modelo. Su banco de citas, el primer nombre -incontestable y socorrido- que mencionar cuando un periodista les pregunta por una inspiración.

Al fin y al cabo, el salvó al mundo de Hitler. ¿No es cierto?

No es mi propósito responder a esta cuestionable pregunta. No pienso alargarme más. Me gustaría solo dar el contexto de la foto.

En 1943, ante el avance japonés en la India británica, Churchill emite la orden de retirar la producción de cereales de la provincia de Bengala con un doble propósito: asegurar el abastecimiento de las tropas británicas y, sobre todo, evitar que el ejército japonés pudiese hacer uso de ellos.

Como consecuencia, se calcula que entre dos y tres millones de personas murieron a causa de esta decisión que Churchill nunca lamentó.

Aquí tenéis el enlace en inglés y español:

en.wikipedia.org/wiki/Bengal_famine_of_1943

es.wikipedia.org/wiki/Hambruna_en_Bengala_de_1943

¿Conocíais esta historia? Probablemente no. Es comprensible. Lo importante y urgente es ocultar el cadáver de un niño, no vaya a ser que alguien se excite sexualmente con él.