Patrick Lambert, veterinario amateur, capta con su estetoscopio el leve latido de un canario. Su tabla de reconocimiento le mantiene "seguro y sin dañarle las plumas", según se lee en el reverso de esta fotografía, adquirida por Geographic en 1940 (pero nunca publicada). Entre sus pacientes había desde un loro curioso que se metió entre las aspas de un ventilador hasta un canario cegado por un rayo al que hubo que enseñarle a bañarse y a encontrar su alpiste y agua, y que, incapaz de ver la luz del día, a menudo se ponía a cantar a medianoche.
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