La temperatura en el altiplano tibetano, considerado uno de los barómetros del cambio climático global, fue en octubre entre dos y tres grados más alta que lo habitual, mientras que los niveles de humedad están siendo los más bajos en años. Según publica hoy la prensa estatal, la turística Lhasa, a 3.700 metros sobre el nivel del mar, está registrando un preocupante bajo índice de humedad, lo que se ha traducido en hemorragias nasales para muchos de sus habitantes.
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