Ante el difícil reto de proteger a las mujeres víctimas de la violencia sexista, Euskadi y Navarra han ideado un sistema que hasta ahora ha cosechado buenos resultados: la contratación de escoltas privados para custodiar a aquellas mujeres que corren más riesgo de sufrir una agresión a manos de sus exparejas. Se completa así el trabajo de los cuerpos de seguridad públicos que, ante la magnitud del fenómeno, están desbordados.
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