La oferta de ocio para quinceañeros va en descenso, lo que puede incrementar fenómenos como el botellón o las actitudes problemáticas, explican los expertos. Las discotecas de tarde están cerrando, y tampoco existen lugares de reunión propios. Es difícil disfrutar de una película en el cine si no hay dinero para pagar la entrada. Si se opta por reunirse en casa con los amigos cuando se comparte habitación y los padres rondan por el resto del piso, se corre un gran peligro de padecer cortes de rollo.
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