Para los hombres el prestigio profesional conduce al poder y al refuerzo de su autoestima. Las mujeres que consiguen alcanzar el éxito sin embargo son vistas como ambiciosas y egoístas, pues se percibe socialmente que llegan a éste a través del descuido de su familia (...) Por otra parte, el éxito refuerza el atractivo masculino pero no el nuestro.
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