¿Qué autoridad moral tienen ahora para acusar a Gadafi y a los otros “dictadores” quienes hasta hace cuatro días les ofrecían solícitos el cobijo de sus paraísos fiscales, les vendían armas a manta, les aceptaban prebendas y hasta les daban a sus hijos, con facilidades explícitas, doctorados y otras distinciones académicas? Del mismo modo que se han desencadenado las rebeliones que ahora destapan tantos disparates y contradicciones, provocaremos el cambio de quienes siguen aferrados al mercado, al único valor del dinero.
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