El 2 de agosto de 1992, Dragoljub Kunarac, comandante de un grupo paramilitar de voluntarios serbios de Montenegro, ordenó que cuatro mujeres musulmanas que habían hablado a la prensa acerca de las terribles condiciones de vida de las detenidas en Partizan Sports Hall de Foca (epicentro de la limpieza étnica de bosnios musulmanes durante el primer año de la guerra), fueran trasladadas a la ciudad vecina de Miljevina. Más adelante otras mujeres siguieron el mismo destino. Algunas, como Almira Bektovic, apenas adolescentes...
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