El contraste no podía ser mayor: entre los circunspectos diputados del Parlamento alemán asumió su bancada en 1983 una nueva agrupación de jóvenes barbudos y chicas que tejían durante las sesiones.Eran Los Verdes, un variopinto grupo de ambientalistas, feministas, detractores de la alianza militar OTAN, comunistas, activistas contra la energía nuclear, 'okupas' y cristianos pacifistas empeñados en superar sus diferencias para plantar cara al "establishment" y formar un partido "anti-partido".
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