La droga, distribuida en 154 fardos, estaba oculta en el interior de una embarcación "nodriza" que había partido de Venezuela e iba a ser trasvasada a un barco controlado por un grupo de narcotraficantes gallegos afincados en la zona de Boiro en A Coruña. La investigación se inició tras tener conocimiento de que un grupo de colombianos y mexicanos se estaban estableciendo en España e iban a organizar de forma inminente una descarga de cocaína en alta mar, en concreto al suroeste de las islas Azores.
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