Mientras se reclaman más inmigrantes en las filas de los mossos y en el Ejército son muchos y visibles los soldados hispanoamericanos, el Ministerio del Interior sigue cerrando la puerta a que los extranjeros no comunitarios trabajen como vigilantes. El Gobierno ha aprobado un decreto que modifica la ley de seguridad privada sin atender las peticiones de la patronal que, desde hace años, viene exigiendo que los originarios de países que no pertenecen a la Unión Europea puedan trabajar en un sector en el que hay unos 21.000 empleos.
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