La desintegración de ciertos materiales, presentes en elementos que encontramos en nuestro entorno, puede provocar la acumulación de gases radiactivos (como el radón) dentro de las estancias donde hacemos nuestra vida diaria.
Se trata de un gas cancerigeno y la forma de disminuir su cantidad dentro de una estancia es tan simple como abrir una ventana.
Ah!, y según el departamento de salud norteamericano si encima fumas dentro vete sacando un seguro para tus pulmones.
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