Cada víctima del tsunami recibió 7.100$ en ayudas. Una clara desproporción frente a los 3$ destinados a cada afectado de las inundaciones que ocurrieron, también en 2004, en Bangladesh o las víctimas de la crisis humanitaria en Sudán, lo que provocó, tambien, que por falta de fondos la ONU redujera a la mitad las raciones de comida que distribuye en ese último país. Además, la ayuda inapropiada fué un serio problema, como los envíos de Viagra, material de esquí, disfraces de Papá Noel, medicamentos caducados o cerdo enlatado para musulmanes.
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