João Hélio Fernandes fue enterrado ayer en el cementerio Jardim da Saude, en Sulacap, en la zona norte de la ciudad brasileña de Río de Janeiro. Tenía seis años. Y sufrió una muerte atroz. Fue brutalmente arrastrado por un coche robado por dos ladrones durante siete kilómetros, ante el espanto de los transeúntes, que pedían a gritos al conductor que parase, sin saber que se trataba de un robo.
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