Ante el estupor y el asombro de miles de curiosos, que se agolpan en las calles de la alicantina ciudad de Orihuela, cada año aparece en Semana Santa un extraño paso compuesto por una cruz de la que cuelgan largos paños, rodeada de nubes y cinco ángeles. Su base es el centro de todas las miradas: en torno a una gran bola del mundo se abrazan un esqueleto y una diablesa que en la mano porta una manzana.
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