La politica antijudia de hitler fue bastante moderada en un principio donde la economia era de largo el principal problema de los votantes alemanes. Tras ganar las elecciones y acabar con el poder de los comunistas y los socialistas, la escalada de radicalismo se fijo en el siguiente enemigo de los alemanes fustrados: los judios, alentando los boycotts de tiendas y profesionales judios, con el famoso lema "los alemanes compran en tiendas alemanas".
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