La guerra, de desenlace incierto, irá a más pero Washington abandona sus idealistas objetivos. El nuevo presidente enviará 30.000 soldados adicionales a frenar a los talibanes. Afganistán puede sellar el destino de Obama, como sucedió a Bush con Iraq, pues corre el peligro de quedar atrapado en el cenagal afgano, una aventura bélica de desenlace aún más oscuro e incierto.
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