"En la oficina no tienes una jornada laboral; tienes momentos de trabajo", dice Fried. Es cierto que en la oficina puedes hacer muchas tareas (imprimir documentos, hablar por teléfono, reunirte,…), pero en realidad no haces un trabajo relevante al que le hayas podido prestar suficiente atención. Las continuas interrupciones en la oficina hacen que la gente realmente no termine su trabajo.
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