Jesús de Polanco se aseguró de que PRISA seguiría en manos de la familia, al hacer a los hermanos y a su mujer firmar un protocolo de actuación en 2003, en el que se garantizaba el control familiar sobre la empresa (a través del 50,35% del capital de la empresa que controla a Prisa, Rucandio) y se prohibía expresamente disponer de las acciones sin el acuerdo de todos los hermanos (básicamente la imposibilidad de venderlas) hasta el 2017, pasados estos 10 años cualquier venta tendrá que ser consensuada igualmente, algo bastante difícil...
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