Fue sonar el comienzo de Breathe, la segunda de la noche, y los aplausos se adueñaron del recinto deportivo y ya no se pudo parar de mover el cuerpo hasta el final. La fórmula de The Prodigy sigue vigente una década después de aquel triunfo en el Festimad, lo suyo no es punk, ni hardcore, ni rap, ni dance actual, es eso y mucho más. Es un maravilloso espectáculo de luz y de sonido envolvente con los bpm a máxima velocidad.
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