Obviamente, el grupo sanguíneo no vale tanto en un currículum como un máster o una licenciatura, pero en países como Japón y Corea del Sur, el tipo de sangre de un aspirante puede dejarle fuera o auparle al éxito en un proceso de selección. Por ejemplo, si una empresa busca un candidato con un perfil de alto directivo, probablemente preferirá contratar a un postulante del grupo sanguíneo A, que pasan por ser metódicos, organizados, formales y responsables.
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