Un joven británico con problemas de aprendizaje que hace algo más de dos años se convirtió al Islam y que el pasado mayo fracasó en el atentado suicida que intentó perpetrar en un concurrido restaurante de la localidad inglesa de Devon recibió hoy una condena de cadena perpetua, de la que tendrá que cumplir un mínimo de 18 años. Nicky Reilly, de 22 años, reconoció el pasado octubre ante el Tribunal Penal de Old Bailey, en Londres, haber tenido la intención de cometer una matanza en un establecimiento de la cadena hostelera Giraffe.
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