Vendía a sus compañeros de escuela piedras de colores y formas diferentes y los mínimos ingresos de ventas los fue acumulando en un tazón de loza azul, su "primera caja fuerte" según sus propias palabras. No transcurrió mucho tiempo hasta encontrarse con la bonita suma de 50 dólares. Un granjero de los alrededores necesitaba justamente esa suma para saldar una deuda urgente. John se la prestó... ¡pero con un interés del 7%!
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