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El sueño de una monarquía y el interés de las elites

Si prestamos atención a lo escrito y dicho por el presidente, vemos que las ideas, los autores y las doctrinas que animan sus políticas se basan en las ideas de Hayek, Von Mises, Rothbard o Hans-Hermann Hoppe. Milei afirmó que las ideas de Hoppe "son el norte a seguir". Hoppe, autor del libro "Democracia: El dios que fracasó" critica al sistema democrático, afirma que la democracia es la causa del declive de la civilización. Afirma que es preferible un rey a un presidente. Ante todo, hay que deslegitimar la idea de la democracia.

| etiquetas: argentina , javier milei , doctrina , autores , hans-hermann hoppe
Si te toca un rey loco, borracho o retro drago te lo comes hasta que muera. Ejemplos hay a patadas
Artículo interesante que explica parte de la doctrina que sigue Milei y que explica muchas cosas:

"Contrasta la democracia con la monarquía, reivindicando a esta última; ratificando que la redistribución de la riqueza afecta la propiedad privada. También, que la democracia afecta en forma negativa sobre la propiedad, libertad y civilización; auspiciando como solución a la ley privada y la descentralización".

"Toda redistribución, con independencia del criterio en que esté…   » ver todo el comentario
#1 Quien ataca la democracia ataca la libertad de elegir, la libertad y el libre mercado. ¿Milei no iba de defensor de la libertad?

Hay dos tipos de enriquecimiento: el inmerecido e injusto, y el merecido y justo. El capitalismo es el enriquecimiento inmerecido e injusto: el capitalismo no defiende que la gente gane riqueza por sus méritos propios, el capitalismo defiende y legitima que la gente pueda ganar riqueza porque encuentre la manera de robársela a los demás, a través de métodos…   » ver todo el comentario
#2 El problema es que no hay monarquías buenas.
Todas las monarquías son tiranías cuya finaliad es la explotación del pueblo en su beneficio.
Encarnan como nadie el poder en su concepción más básica como la capacidad de conseguir que el otro se pliegue a nuestros deseos, incluso los más inconfesables.
Un poder perfecto en el que el sometido lo acepta de buen grado incluso solicitandolo pensando que fuera del sometimiento sólo cabe el infierno.
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