A pocos días de cumplirse dos años del trágico 7-J, Londres se ha salvado de un nuevo y devastador atentado terrorista. Como si fuera una siniestra bienvenida, los facinerosos han intentado la masacre -destinada a despedazadar a los 1700 ciudadanos que se se apretujaban en una discoteca- pocas horas después de la toma de posesión de Gordon Brown como primer ministro.
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