Lo que debe hacer la ministra de Sanidad, Elena Salgado, es hablar más con el sector. Escuchar sus peticiones y ayudarles a difundir las bondades de un consumo moderado. ¿Qué dirían las bodegas de Burdeos o Borgoña si el Gobierno francés tuviera la genial ideal de prohibir la publicidad de sus mejores caldos? Como los italianos, los viticultores galos han sabido utilizar como el nadie el márketing para promocionar su producto. Y aquí, erre que erre. No aprendemos la lección.
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